Saturday, January 30, 2010

BRUNO DI BENEDETTO,poeta patagónico, ganador del Premio Casa de Las Américas 2010



(Del libro "COUNTRY",Editorial Suri Porfiado,2009)
“En Country el poema asume una voz depurada, de la que no están ausentes las voces de los varios personajes. La ironía mordaz se hace denuncia de un mundo separado del mundo, donde lo terrible convive con lo superfluo. Desactivar esos mecanismos perversos es el objetivo primero de esta poesía de Bruno Di Benedetto”.
Juan Carlos Moisés
...



La tierra que habitamos es un error,
una incompetente parodia.
Los espejos y la paternidad son abominables,
porque la multiplican y afirman.
El asco es la virtud fundamental.


Jorge Luis Borges
“Historia universal de la infamia”






el señor A., rentista, sueña con un mundo mejor



-Sin negros, ¿viste?




la doctora B., jueza de paz, se queja a su coiffeur


En el cantri ya no se puede vivir:
la muchacha me saquea el fríser
al nene me lo discriminan en la facultad
(cantri-boi, le dicen, como el tema de los bitles,
¿te acordás?)
el rot-uailer -bendito sea- mordió a mi suegra
al vigilante hay que vigilarlo
-a mi marido también -
no consigo un jardinero como la gente
mi vecina amaneció con cinco tiros en la nuca

¿no te parece que este corte me hace más vieja?



la señora C., agente inmobiliaria,
presiente que la venta se le está por complicar



-Como pueden ver la vista
es preciosa…
Robles de ¡o-chen –ta- a -ños!

Por allá están las seis canchas de tenis,
la pista de atletismo,
el campo de golf,
el papi - fútbol
el lago artificial para kite y windsurf
las seis canchas de paddle
las caballerizas, la cancha de po…
-…
-¿Eh? No, no hay ni cine ni teatro.
Biblioteca tampoco. ¿Por?



la señorita D., mucama, hace planes románticos


ahora que la patrona se fue de viaje
voy a prepararle una rica comida al señor
-capaz que hasta le haga sopita paraguaya-
le voy a usar un poco del perfume a la patrona
y esas bombachitas negras, chiquitas
así le doy una sorpresa al señor
y se pone contento
y le voy a pedir platita
para traer a mi hermana de Asunción
y le voy a decir que me regale ese osito de peluche
y que me de franco los domingos
así puedo pasear con ella
y que venga a mi pieza
y que me dé besos suavecitos
y que se quede toda la noche
y que me hable bajito
y que me hable rico
como él sabe hablar
y que por favor que por atrás no
que duele




el coronel E., hombre previsor, practica frente al espejo


corta el aire de dos sablazos
saluda
se cuadra
dice sucio trapo rojo
dice sinarquía
dice judío roñoso
dice caos
dice anarquía
dice noche y niebla
dice aniquilación
dice vengo a traer la paz
el orden y el progreso

pero antes dunga dunga



el padre F., consejero espiritual, tiene pesadillas


el secreto de confesión lo tiene a mal traer
ego te absolvo
le dice al financista
al militar retirado
al abogado
al importador
a la diputada
al juez
al comisario
a esa señora que parece tan de su casa

ego te absolvo
les dice a todos

pero por las noche sueña
que el Señor baja de la cruz
y le dice
Yo no
y entonces el Señor
extiende las manos ensangrentadas
y le retuerce el pescuezo
como a una gallina enferma.

gracias a dios,
-suspira el curita, ya despierto-
Dios no existe.

Sunday, January 24, 2010

MACKY CORBALAN



La llave


La miro con detenimiento,
con fruición. Es diferente: brilla
con luz y oscuridad, su forma
quiso parecer un corazón
pero quedó a la mitad.


Sonríe y mira.


"La llave de mi corazón" decís al
ponerla sobre mi mano,
y vuelvo a mirarla por si fuera cierto,
como si sólo debiera
elegir el momento, el modo de la entrada.


Creer en las palabras, en el
latir que las empuja hasta la dicción,
que lo que dicen es cierto,
de alguna manera.
Creer en lo que se ve, en lo que el cuerpo
recibe, agradecido, y que el sudor deja
más que sal piel adentro.


Más que la religión, el amor
es materia de fe.


...


Mínima,
en el descanso de
la fe, tallé
un dios justo
a mi medida.


Zoo BA

Los animales miraban con asombro
los rodeos de nuestro cortejo: yo, torpe
con el cuerpo, acudía a las
palabras por si una vez pudieran
salvarme; vos, displicente y lejana,
ganabas cada batalla, con el decoro
de no mostrar triunfalismo
o entusiasmo alguno.