Sunday, August 23, 2009

JUAN CARLOS BUSTRIAZO ORTIZ


(FUENTE:Revista "Lamás médula" www.revistalamasmedula.com.ar)

Juanllanca, Flamenco Bustriz, el Penca o el Piedra Juan, como lo llaman sus amigos, es dueño de una obra poética única, reveladora, fundamental para la literatura argentina y sin embargo casi desconocida. Poesía viva que fue creciendo con el paso del tiempo, como bien señalan las docentes Dora Battistón y Carla Rivara en sus estudios. Una primera etapa (1954-1969), vinculada al cancionero regional caracterizada por el uso de los recursos métricos que le son propios (zambas, milongas); un momento de transición (1969-1970), donde se va alejando del formato canción, y una etapa final, hacia los años ochenta, donde el lenguaje se multiplica en nuevas formas más complejas, más experimentales: “ensusurrándote”, “rinconoso”, “laguniñas”, las palabras se amalgaman en una fusión sorpresiva que gana en musicalidad, en cuerpo.

Hoy comparte sus días y recuerdos con Chiquita, como la llama él, Lidia Hernández, su actual compañera, y sobrevive gracias a una pensión que le otorgó el gobierno de su provincia. Ella fue quien lo asistió en su recuperación, luego de cinco años de mutismo, tiempo que duró su internación en el hospital psiquiátrico local Lucio Molas y luego de haber estado hospedado en la Asociación de Escritores de La Pampa.

Desde entonces no ha vuelto a escribir. “Se destruyó mi imaginación poética”, dirá él. Tal vez por eso, escucharlo leer, verlo, es una experiencia conmovedora. Hay sorpresa y reencuentro en la lectura, en la palabra evocada.
Su obra poética, aproximadamente ochenta libros, en su mayor parte permanece inédita. Sólo un puñado se ha publicado. Entre ellos Elegías de la piedra que canta (1969), Aura de estilo, (1970), Unca bermeja (1984), Los poemas puelches / Quetrales. Cantos del añorante (1991) y Libro del Ghenpín (2004).
Sus poemas...

de Elegías de la piedra que canta (1969)

Tan huesolita que te ibas
tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia pie-
dra te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga
hermosa!
...

Te regalé unas cuentas indias
y había un color de aroma hereje tan sobre mí caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ellas se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces
redondeles

Luego serás cuajada luna
y cuidarás las ovejitas verdes del monte paridoras oh
baladoras sus orillas hasta el confín de sus balidos
luego serás que laguniñas niñaslagunas monteadoras
serás la leche más rocía y serás más más que la luna
serás la luna repetida y repetida hasta mi hueso serás
la flor reventoncita luego serás lo que yo quiera lo que
vos quieras que te pida te apagaré tan mansamente
boca con boca la sonrisa te moleré como quien muele
silvestres bayas maduritas serás más luna que la luna
por machacada
revivida

En mi tazón te traeré músicas
para no verte tan callada flautas pisadas templadoras
bellas guitarras mordereadas en mi tazón de soledades
de uvas sangrosas carne gualda y moliditas qué milongas
arrobadoras y rasgueadas piedra sonriente piedra
mía digo que mía por cantada lejosa vientre de tu
ausencia en estos lados de la patria oh ruidoroso
continente piedra no piedra sí muchacha lo más hermoso
de la piedra lo que nos da tras de la lágrima lo que
nos queda de la piedra su carocito y perdurada en mi
tazón o en mi esqueleto o en su ceniza si es que
canta

de Caja amarilla (1973-1974)

el intenso dice
un adiós el intenso dice una sombra mi amor aterciopelada palaciega en esta tarde regocijante y tristonosa las gentes se ponen máscaras oh mi amor se sacan los rostros se arrancan infantilizados la identidad remota y saltan saltan y no son langostas siquier y tristemente remedan al ancestral sagrado qué estoy diciendo mi amor yo celebrante rojo celebrante amarillo y negro y azul huelo a collón a piedra pintada a sien quemada huelo a corazón ahumado huelo a rodillas blanconas a canillas bermejas mi amor dios quiera que no pienses como yo en esta tarde que huele a tambores colorados a bajo vientre castaño a tobillos simulones a talón pintarrajo mientras la soledad los va comiendo y chilla

de Libro del Ghenpín (1977)

Primera Palabra
Y aquí estoy yo, pensoso y descendiente,
junto a esta luz meralda que se mece,
el juan azul, el carlos marilloso,
espiando aquí, dentrocullá, qué tonto.
Quién me dirá qué-buscas-en-lo-huyente?-,
la-cepa-o-ya-la-borra-de-tu-gente?
Aquí estoy yo, racimo alabancioso.

Fantasmas más, fantasmas menos, duermen.

Tercera Palabra
Dónde errarás, Antonio tan Bustriazo?
Dónde, fatal espectro, Comisario
de Territorios Nacionales? Calmo,
te pienso calmo en tu gran paz, callado,
tu gesto así, de labios apretados.
Y Juan Bautista y su caballodiablo?
Lo buscarás?, se buscarán airados?
Dónde errarás, Miguel Antonio? Parco,
rápido hablar, tu fuerza eran tus manos.
Tu sombra vi, tu bulto oscuronado
en tu momento de morir Bustriazo,
tu nube ya, tu forma de apagado.

Te dejo aquí, errante y capturado
gema o carbón, o flauta o espantajo.

Décima Primera Palabra
Lasqa qarnaL, ardiente peladura
del qorazón, guiñapo de la luna
en menstruacióN, pellejo, arranqadura,
sangrienta faZ, manzana gemebunda,
desgarración, piltrafa sin ventura.
No eches verdoR insano ni no luzqas
qon tu angurriento amoR, ni des ninguna
qría infeliZ al monstruo de esta uva

Décima Quinta Palabra
Antesta vela corta que me queda,
flaca energía de la luz inicua,
esta palabra posterior, postrera,
por áhora u´hoy entresta luna indina
de húmedo vidrio, de quincallería
guachenta y gris. Esta palabra hueca.

Décima Sexta Palabra
Adiós, adiós. Hasta mañana, lengua,
lueguito o no, luegura si me llega,
levántar me, nacerme de la huesa,
la sabanura, almohada, estotra greda
de la que subo taza, vaso o luenga
jarra de Juan. Hasta mañana, lengua!
(Ellos ya están cantando: “cuchillocóoooooo!...)

Décima Séptima Palabra
Renqueante voy bajo esta luz, confuso,
a tu fulgor, ay vino. Yo me acuso
de ir a robarte donde un dios te puso
en el mesón sabido. Yo, que iluso
ando en dolor violeta. Quién dispuso
que pase así? Perdón si yo te uso.
Es mi destino y el telar y el huso:
mi Tejedora Tinta, vino infuso.

Décima Octava Palabra
Rosa-Betuna-de-esta-salidura:-
orujo-infame-cincuentón-cercano-
pantalón griso-rodilloso-mucho-
tan-perturbado-por-la-calle-imbécil-
este-que-fue-linotipista-loco-
de-ira-en-ira-por-la-negra-máquina-
esa-invención-tan-bella-y-peligrosa-
el-corrector-de-pruebas-de-aquel-diario-
aquel-taller-de-horrípilas-ginebras-
tanto-que-hacer-que-herir-esta-palabra-
ni-cien-mil-bocas-bastan-quéyquéntonces?-
Rosa-Betuna:-vuelvo-a-los-comienzos-
al-pieslegüero-que-está-aquí-yacente-
que-ni-es-ni-bosta-entre-el-alcochol-y-el-humo.

Vigésima Primera Palabra
Cómo será la cola de una bruja?
Azafranada, viola, miel, canela,
color durazna, de damasca prieta,
poma escarlata, ciclamor de luna?
Cómo será la cola de una bruja?
Color de espiga, leche, tuna, hoguera,
o de ostra de oro, de sirena intensa?
Cómo será la Cola de una Bruja?
Yo me pregunto, pobre Juanca. Nunca
sabrás del todo, porque te es tiniebla!

Vigésima Cuarta Palabra
Águeda Franco: ahora que estoy preso
que este homicida late consumido,
yace oxidado, occipital, confeso,
occidental, poniente, sol caído,
y parietal, decúbito, poseso
de su fatal, de su hecho renegrido,
lástima, sí, Águeda Franco, de eso
que el hombre llama crimen, de eso he sido
un elegido más, ni pan ni hueso
tengo el roer, y el carcelero, ido
en su pensar, su vuelo, pasa tieso,
talón, talón, borceguí negro, hundido
en lo betún, la sombra, fuerte, ileso,
Águeda Franco: bésote, sentido.

(Cárcel de Encausados de Santa Rosa, 24 de marzo)
Esquela endecasílaba para Águeda Franco, tierna muchacha de General Pico, escribidora de floridas cartas y de bellos poemas pintados

Vigésima Séptima Palabra
Yo les pregunto y a las gentes duchas
qué es esta música que se me bifurca?
Valse, ranchera, polca, si es mazurca,
minué del ángel, chotis de la bruja?
Esta feliz sonorería oriunda
del corazón, de la pasión nocturna,
la rara avis que me canta y turba,
me amasa nuevo, que me descorrupta?
Yo no lo sé. Son hartas las preguntas.
Quid de la sien, la lengua. Me disculpan?

2 comments:

Anonymous said...

Me gusta este poeta,digo ojalá un día, espero antes de que nos deje, llegue a ser editado como todo gran poeta.

Anonymous said...

Estilo del hombre solo PDF Imprimir E-Mail
jueves, 03 de junio de 2010



Texto: Silvio Tejada



Yacía el poeta muerto desde la obscuridad sin vela, solo. Fue una noche alargada por las sombras de piedras negras y azules. La noticia del fallecimiento de Bustriazo Ortiz enlutó la ciudad lagunera que una vez más en torno al “Penca” debe esperar, como si el universo del vate fuera siempre intrincado, primero su obra que se desentierra a cuenta gotas, vasta obra inédita que se espera, y luego este estilo de despedida con sabor amargo.

Poco menos que un centenar de personas (familiares, amigos, escritores, músicos, artistas plásticos, políticos y periodistas, entre otros) aguardaba la llegada del cortejo silenciado en la mañana tan fría. La carroza fúnebre se detuvo frente a la entrada del viejo cementerio y del único carro acompañante bajó la enfermera y esposa de Bustriazo, Lidia Hernández, quien no pudo esquivar las miradas de todos los presentes, y fue la grandeza del poeta Edgar Morisoli quien ofreció no sólo su saludo respetuoso a la viuda, sino que también tendió y selló sus manos al levantar una de las manijas del ataúd que transportaba los restos del poeta nochernícola. ¡Hay que aplaudirlo! sugirió alguno de los presentes, y un tibio aplauso cortó el aire rancio del momento incómodo acompañando la caminata lenta y pausada hacia la despedida postergada.
Las callejuelas que crujían amarillas en la arquitectura funeraria del camposanto, entre bóvedas y panteones, surcaban el drama del adiós a Bustriazo. La congoja se advertía aferrada a la poesía que intentaba adivinar el aura que se irradia, un saludo atragantado se disparó al aire con lágrimas de salpicaduras y los abrazos se cruzaban sinceros mientras una cripta tan alta como el cielo escondía al poeta que se transmutó junto a un ramillete pampa de flores diminutas que depositaron como ofrenda lírica.



“Oh apartad sus huesos de ese carro común,
está volando la mañana sobre las alas de su edad
y hay cien cigüeñas que se posan sobre la mano derecha del sol” (Dylan Thomas)



Tal vez deberíamos pensar que no fue una despedida, y esperar en sigilo la catalepsia de la poesía pretérita que se desentierra de Bustriazo que espera vivir, más allá de todo.



“Cuando la arena violeta
entierre todos mis huesos,
una calandria bardina
vendrá a llevarse mis sueños”.

(Estilo 9 Del Hombre Solo de Aura del Estilo J.C. Bustriazo Ortiz).